Sensibilidad


Al comienzo de esta charla acordamos que la sensibilidad es la capacidad de respuesta a estímulos externos. Así, podemos tener sensibilidad física (hay personas con un umbral de dolor más alto que otras), sensibilidad artística (algunas personas pueden conmoverse con un cuadro, un atardecer, alguna sinfonía) o sensibilidad emocional.

La sensibilidad emocional es a veces engañosa. Sentimos exageradamente lo que nos pasa a nosotros,  pero no consideramos el dolor que ocasionamos a otras personas con nuestras formas de hacer o decir las cosas. Muchas veces, de todo el abanico de posibilidades que tenemos para expresar algo, elegimos la más violenta, ofensiva o hiriente. Esto sucede cuando no tenemos claro el principio de realidad, o sea, saber qué puedo hacer o decir, en dónde, cómo, cuándo y con quién. El principio de realidad a veces puede ser muy claro (por ejemplo, no voy a ir a la oficina en traje de baño un día de otoño); pero a veces se necesita sensibilidad emocional para, por ejemplo, no hablar de chismes, mentiras e intrigas a una persona que está enferma en cama.


A este respecto, sabemos que hay personas obviamente insensibles, son quienes estarían rayando en la psicopatía o de hecho son psicópatas. Pero ¿qué hay de las personas que sutilmente son insensibles? Estaríamos hablando entonces de conductas psicopáticas y todos podemos manifestarlas aunque en un test psicológico no marquemos como psicópatas. Aparecen porque cuando somos niños podemos adquirir conductas psicopáticas para adaptarnos a un ambiente psicopático.


Durante la charla acordamos que la sensibilidad emocional de cada persona también depende de contextos, por ejemplo: tu ego en boga. Nos referimos a que un día puedes estar manifestándote como cuidador ambiental por las noticias que revisaste en la mañana sobre el cambio climático, así que en la tarde te molestas sobremanera con los compradores compulsivos. O quizás recordaste el aniversario luctuoso de un ser querido y pasar frente a una funeraria te afecte más de lo normal.


Otro contexto de la sensibilidad emocional lo detectamos cuando "te tocan un botón". ¿Qué es un botón? nos referimos a una herida que no está cerrada o tiene una cicatriz muy frágil, cosas con las que frecuentemente te incomodaron tus papás o adultos a cargo de ti durante tu infancia. Esos temas te sacan de equilibrio a la menor provocación y te tornas especialmente sensible a ellos. 


Generalmente la sensibilidad se asocia con un aspecto de feminidad, fragilidad, delicadeza; pero no necesariamente se manifiesta en estos términos. La sensibilidad no está peleada con la rabia o el enojo. A veces en nuestro entorno tenemos a personas a quienes les hemos dicho más de una vez que determinada conducta suya hacia nosotros nos molesta y aún así se siguen dirigiendo a nosotros en esos términos, cuando ni siquiera tendríamos que decírselo dos veces.  ¿Es falta de sensibilidad nuestra responder entonces con un grito o un empujón o es que el otro no tiene principio de realidad?


El astronauta Buzz Aldrin responde con un puñetazo a un hombre que lo acosa negando que alunizó en los 60.

Empatar los puntos de vista o los grados de sensibilidad tiene que ver con nuestras escalas de valores. Esto quiere decir que las cosas a las que yo soy sensible no tienen que serlo ni lo son para todos los demás. En todo caso es importante que al elegir compañeros de vida, busques que sus escalas de valores sean iguales a las tuyas, o que respeten las cosas que son prioritarias para los otros. Cuando tenemos la misma escala de valores que otra persona, somos igualmente sensibles que ella. 


(Síntesis por Sandra R.)

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